La astenia primaveral
La astenia primaveral se concreta en debilidad y fatiga generalizadas. Da igual que no hayas hecho ningún esfuerzo; la astenia te hace estar agotada, se acentúa la dificultad para concentrarte y se te quitan las ganas de hacer cualquier cosa. La astenia primaveral afecta principalmente a las mujeres, que lo sufren en un 80% de los casos, y aún más en aquellas etapas de la vida en que se producen cambios importantes, como en la menopausia.
El secreto para minimizar sus efectos es llevar una dieta rica en frutas y verduras, baja en grasas y con mucha fibra, beber al menos dos litros de agua para mantener el cuerpo bien hidratado y, aunque no te apetezca, hacer ejercicio físico, que también es bueno. La astenia es considerada una afección leve, por lo que no tiene tratamiento farmacológico, aunque las embarazadas en estados carenciales pueden necesitar un suplemento vitamínico.
Alergias
Las alergias típicas de esta época, como la rinitis alérgica, el asma y otras afecciones respiratorias, la sufren ambos sexos, pero sí que hay otro tipo de reacciones alérgicas que son mucho más frecuentes entre las mujeres, y sobre todo al comienzo de la menopausia. La más común es la urticaria.
La urticaria se presenta habitualmente en las extremidades, como un relieve en la piel formando ronchas blancas o rojizas, que pueden ir cambiando de lugar e incluso unirse formando grandes placas. Si notas alguno de estos síntomas y sientes picores, acude cuanto antes a tu dermatólogo o alergólogo para evitar que se haga crónica.
Como primera medida para tratar la urticaria, evita rascarte. Si sientes mucho picor, puedes aplicarte hielo o zumo de cebolla, y ponerte cremas hidratantes de caléndula. Además de los medicamentos que te recete tu médico, también existen terapias naturales como la aromaterapia, que pueden ayudar a minimizar los síntomas. Los aceites esenciales de albahaca, melisa y manzanilla son antihistamínicos naturales.