Suelo pélvico y abdomen: trabajo en equipo
Suelo pélvico y espalda
La mayoría de las actividades cotidianas que realizamos, como mantenernos de pie o mover los brazos, implican la actividad conjunta de los músculos abdominales profundos y del suelo pélvico.
Los estudios de los últimos años demuestran que la mayoría de las actividades que realizamos a lo largo del día implican la actividad conjunta del abdomen y el suelo pélvico. Gracias a estas dos estructuras musculares podemos, por ejemplo, mover los brazos o las piernas (estando de pie), mantenernos de pie, cargar un peso, toser, estornudar e incluso respirar.
El suelo pélvico, a pesar de estar constituido por numerosos pequeños músculos, cuando se contrae funciona como una unidad, cerrando y elevando los órganos que se encuentran en el interior de la pelvis (vejiga, vagina y ano). Pero también, como se ha demostrado recientemente, ejerce una importante función de cierre de las articulaciones de la pelvis.