Lo más sorpredente es que la incontinencia a menudo no se trata a pesar de que afecta sustancialmente a nuestro bienestar y calidad de vida. Una de cada tres personas que la padecen no acude al médico y opta por vivirla en silencio y con (malos) remedios caseros. Pero no tiene por qué ser así.
Hazte una camiseta con este mensaje grabado: “El médico es mi amigo”. Está acostumbrado a ver casos así cada día. Y te va a ayudar mucho a todos los niveles porque, por supuesto, hay una enorme variedad de tratamientos estupendos a tu disposición.
Le puede pasar a cualquiera y por múltiples razones
Nadie está a salvo de padecer incontinencia. Puede ocurrirle a tu hija y a la vecina. Al presidente del país y al de la comunidad de vecinos. A tu actriz favorita y a tu mayor enemigo. Le puede pasar a cualquier y por múltiples razones, aunque la edad suele ser el principal factor de riesgo. Y todas las personas se hacen mayores, ¿verdad?
Lo cierto es que afecta a la calidad de vida, principalmente, si no se reconoce y consulta el problema. Si se hace (es decir, se admite que hay algo que solucionar y se acude al médico), las soluciones son facilísimas. Ejercicios para fortalecer el suelo pélvico, mejora de hábitos de vida, utilización de productos discretos para los eventuales escapes… Todo un arsenal de recursos.
¿Por qué la vergüenza entonces? ¿Por qué dos de cada tres personas con incontinencia admiten que es un problema casi tabú? ¿Por qué perderse tantas cosas hermosas por vivir? Porque la realidad es que si no se admite y soluciona, la incontinencia te puede impedir participar en una variedad de actividades.
No hay miedo, sino alivio… porque tiene solución
El nivel de vergüenza y silencio que genera la incontinencia urinaria es significativamente más alto que el de la depresión y el cáncer. ¡Es hora de resetear!
Tener incontinencia no te convierte en ninguna “meona”. De hecho, la incontinencia tampoco distingue por sexos. Afecta por igual a hombres y mujeres. Nada de estigmas, nada de prejuicios.
¿Necesitas una voz autorizada para convencerte de que todo debe ser observado con naturalidad y es manifiestamente mejorable? La Organización Mundial de la Salud (OMS) aparece el rescate parea decirte: “Cuando se trata a alguien con incontinencia, la reacción más típica que muestra no es el miedo o la incredulidad, sino el alivio”.
Olvídate de las compresas para la regla
No reconocer el síntoma trae consecuencias. Los estudios revelan que cerca del 40 por ciento de las personas que usan productos para la incontinencia no están utilizando el más adecuado a sus necesidades. Para entendernos: las compresas para la regla no sirven. no están preparadas para el ph ni la densidad de la orina, y mucho menos para neutralizar el olor a amoníaco que despide.
Déjate la vergüenza en casa y, mientras pones remedio a la incontinencia, utiliza protectores específicos para las pérdidas de orina. TENA Mujer dispone de una amplia gama de compresas para la incontinencia con distintos tamaños, colores y niveles de absorción, para que te sientas protegida y discreta en todo momento. Puedes solicitar tu muestra gratuita aquí.
Una pequeña guía para la “no vergüenza”
Llegados a este punto, ¿por qué no nos ponemos prácticas? Así que lo mejor es elaborar una guía de actitudes correctas para superar un problema y, lo más importante, ser más felices:
- Atenta a los síntomas.
- Reconoce el problema.
- Trátalo con naturalidad.
- Háblalo con tus próximos con toda normalidad.
- Consulta a tu médico.
- Utiliza los mejores productos.
- Haz ejercicios para fortalecer tu suelo pélvico.
- Sé feliz.