Fases de la respuesta sexual
Una de las causas más importantes, no sólo de los problemas para llegar al orgasmo, sino de todas las disfunciones sexuales, es el gran desconocimiento que tenemos de nuestro cuerpo y su forma de reaccionar ante estímulo sexuales. Debemos saber que las fases de la respuesta sexual corresponden a distintos estados físicos y psicológicos. Para pasar de una a otra correctamente, la anterior debe estar totalmente completada. Estas son dichas fases:
- Excitación: Durante la excitación aumenta la lubricación, la vagina se ensancha y alarga, el útero asciende y los genitales se llenan de sangre erectando el clítoris y aumentando el tamaño de los labios mayores y menores.
- Meseta: Al llegar a la fase de meseta se forma lo que se llama plataforma orgásmica al vasodilatarse el primer tercio de la vagina y engrosarse sus paredes haciéndose más sensibles.
- Orgasmo: Estos cambios fisiológicos son esenciales para llegar al climax y es muy conveniente que cada mujer conozca su particular respuesta sexual y sepa como excitarse. Muchas mujeres no se toman tiempo o no saben cómo lograr ese nivel de excitación y eso impide la consecución del orgasmo.
- Resolución.
Orgasmo vaginal vs. clitoriano
Las ideas erróneas como la diferencia entre orgasmo vaginal y clitoriano envían falsa información a las mujeres que buscan infructuosamente el climax ideal. En realidad no se puede hacer distinción entre los orgasmos según la manera con la que se llegue a él. La respuesta física es exactamente igual, independientemente de si se estimula el clítoris, la vagina, el pecho o simplemente hay una estimulación mental (como en los sueños o fantasías).
El suelo pélvico tiene un peso importante en la calidad de los orgasmos
La importancia del clítoris
Por otro lado, el clítoris, con el doble de terminaciones nerviosas que el glande masculino y unas raíces que rodean la uretra y la entrada de la vagina, es, sin duda, la fuente de orgasmos por excelencia. Mientras, la estimulación de la vagina, que solo tiene terminaciones nerviosas suficientes en su primer tercio, es una forma mucho más lenta y difícil. Llegando al mismo punto, que es el climax, y con un cuerpo repleto de terminaciones nerviosas, obsesionarse con llegar al orgasmo estimulando una parte del cuerpo en concreto es una postura muy negativa que, además, impide a la mujer disfrutar plenamente de su vida sexual.
La importancia de un suelo pélvico fuerte
El suelo pélvico, por su parte, ejerce un peso importante en la calidad de los orgasmos. Con una musculatura debilitada es muy difícil llegar al climax, ya que es la contracción rápida de estos músculos lo que lleva a esas oleadas de placer que llamamos orgasmo.
El ejercicio del suelo pélvico aumenta la sensibilidad vaginal, ya que la circulación sanguínea de la zona mejora y la irrigación a las paredes es mayor. Además, la sangre llegará más rápidamente al clítoris, erectándolo. La excitación sexual se logra fácilmente y, con ella, el orgasmo, que además será mucho más intenso al contraer una musculatura fuerte y sana.
Controlando los músculos pélvicos nosotras mismas podemos ayudar a llenar de sangre nuestros genitales, simplemente practicando rápidas contracciones en la vagina que, además, acelerarán la consecución del orgasmo.
Fuente: Marta Ibáñez, sexóloga