Sin embargo, de diez años a esta parte, parece que la flecha de la nuestra veleta vital ya apunta a un nuevo norte, que no es otro que vivir la segunda parte de la vida en el mejor estado de salud posible. Hasta las cremas para arrugas han dejado de hablar de anti aging (no envejecer) para dejar espacio a otras combinaciones de aging (envejecer) con términos como well (bien), pro (a favor) o healthy (de forma saludable). Nos preocupamos por vivir bien con nuestra edad, sin tanto agobio por borrar los signos de la misma.
Más sanas, no más jóvenes
Los médicos estéticos, hasta ayer encargados de paralizar arrugas, rellenar surcos y estirar pieles descolgadas en cara y cuerpo lo saben y así lo cuentan: En este momento, detectan mayor preocupación por buscar un paso de los años más saludable y no tanto por dejar de envejecer; un plan para afrontar los achaques del paso del tiempo que se concibe de manera más global y menos cortoplacista.
Por ello, la medicina estética, de la mano de la medicina conocida como anti aging, se ha lanzado a hacer crecer el concepto healthy aging que, literalmente, significa un envejecimiento saludable. El foco se mueve de la estética al bienestar y los planes de trabajo son más integradores. Ya ningún médico estético pauta ningún pinchazo o emisión de láser sin antes revisar la alimentación y ¡atención! la higiene del sueño.
Cuidar la calidad del sueño
Aunque siempre se nombra el binomio buena alimentación + ejercicio físico como el pilar que sustenta una buena salud, no hay que dejar de lado otros dos aspectos –quizá, tres- que son igual de importantes y de cuya buen disfrute dependen los otros dos: el control del estrés y el correcto descanso, dejando de lado, por supuesto, los hábitos tóxicos como alcohol, drogas o tabaco.
La buena calidad del sueño, afirman los expertos, es básica para que el paso de los años se note menos y, a partir de los cincuenta, es un parámetro que se suele resentir. Cuidarlo es muy importante. Y para evitar los tratamientos farmacológicos para dormir hay que cuidar la parte nutricional y, sobre todo, considerar el bienestar como suma de mente, cuerpo y alma sana.
Pero volvamos al healthy aging. Existe cierto consenso en que este envejecimiento saludable surge de la suma de dos conceptos: vivir con calidad el presente y llevar esa calidad al futuro. Para ello quizá convenga ir desterrando poco a poco viejas creencias y hacer hueco a las últimas conclusiones médicas. El healthy aging ha supuesto para el anti aging lo que el wellness hizo al fitness: un concepto de bienestar que empieza dentro y se refleja fuera.
Cómo llevar a la práctica el healthy aging
Si te afanas en envejecer bien, no te quedarás en lo meramente estético, sino que querrás vivir conductas saludables. Y mejorar y prolongar de forma notable la salud y el bienestar no solo te llevarán a dar esquinazo a muchas formas de enfermedad, sino que te permitirán vivir en un estado de completo bienestar físico y mental, peso idóneo y vitalidad. Toma nota de estos hábitos:
- Llevar una dieta rica en vegetales y fibra, grasas saludables, más pescado que carne y evitar los alimentos ultraprocesados en el día a día.
- Moverse a diario. Caminando los 10.000 pasos que recomienda la OMS, pero sin olvidar darle duro al músculo. La falta de fuerza muscular es uno de los factores pronósticos más fiables de envejecimiento.
- Centrar un esfuerzo diario en conseguir dormir bien, suficientes horas de un sueño realmente reparador.
- Droga, tabaco y alcohol, fuera.
- Además, hay que respirar y tratar de vivir en calma; entrenar la mente para desarrollar estrategias de manejo del estrés, mantener la positividad y el optimismo, y desarrollar y cuidar nuestras relaciones sociales.