Quedarse en el sofá y oxidarse suena a deriva perdedora, y más en estos tiempos. Obviamente, el metabolismo se ralentiza, lo que dificulta perder peso y mantener un cuerpo esbelto. Pero hoy la realidad es que muchas mujeres mayores de 60 años están más sanas y en mejor forma que en el pasado. Te contamos el por qué:
El médico es tu amigo
Nadie como el médico para decirte qué carencias solucionar y qué virtudes potenciar. Pide opinión experta con regularidad para así controlar tus niveles de colesterol, glucosa y tiroides. Las pruebas siempre son necesarias para seguir los antecedentes familiares de ciertas enfermedades que son importantes, y mantener tu cuerpo en buena forma. Los chequeos regulares detectan problemas de forma temprana que ayudan a prevenir enfermedades.
Haz ejercicio todos los días
Esto no va de un día pegarse una panzada a andar y dar por concluida la semana. Nada de eso. La receta ideal para una mujer de 60 años es que el ejercicio se convierta en rutina, y eso pasa por hacer algún tipo de actividad todos los días. El objetivo del ejercicio diario es mantener las articulaciones flexibles y mejorar el tono muscular.
Mantén tu cuerpo tonificado
Una vez activada, lo primero es tonificar tu cuerpo, algo realmente sencillo y no demasiado exigente. El entrenamiento con pesas, caminar a buen ritmo o hacer bicicleta (en la calle o estática) son los ejercicios ideales para aumentar la resistencia y mantener el cuerpo tonificado. Y no desdeñes opciones como natación o tenis para hacer deporte en compañía, algo que ayuda decisivamente a mantenerse fiel al ejercicio.
Varía tus actividades
Aburrirse es una de las peores cosas que te puede pasar porque acabarás abandonando. Huye de la monotonía. Por ejemplo, cambia entre ejercicios aeróbicos y de fuerza, haciendo al menos 30 minutos de ejercicio, durante cinco días a la semana. Y si es en compañía, mejor que mejor.
Busca cosas que disfrutes
En línea con el punto anterior, intenta encontrar actividades en las que vayas a disfrutar. Por ejemplo, algo nuevo que veas que te puede gustar de verdad o actividades que hayas disfrutado en el pasado. Todo vale: caminar, andar en bicicleta, hacer deporte, bailar, hacer Pilates, yoga…
Huye de los esfuerzos
Al hacer ejercicio, es importante conocer tus propias limitaciones personales y no ir más allá. Así no abandonarás. No intentes ir hacia donde no llegues. Mueve tu grupo de músculos y articulaciones con suavidad y armonía cuando hagas ejercicio o realices actividades normales del día a día. Ah, y no te olvides de descansar lo suficiente. Un buen sueño te prepara para el ejercicio del día siguiente.
Trabaja equilibrio y fuerza
Las caídas son algo a evitar. Trabaja en equilibrio todos los días. Prueba algo tan simple como apoyar las manos en la encimera y levantar sucesivamente una pierna y otra. El yoga y el tai chi también son excelentes opciones para los adultos que desean mejorar el equilibrio y la flexibilidad. Y trabaja con pesas (levantar botellas de agua también vale) para mejorar tu fuerza. Consulta con un experto para adaptar el entrenamiento a tus facultades.
Sigue una dieta equilibrada
El tándem perfecto para llevar una vida saludable es hacer ejercicio y llevar una dieta equilibrada. ¿Y cómo se hace? Muy sencillo: incorporando cada día alimentos como frutas frescas, verduras, productos lácteos bajos en grasa, cereales integrales y proteínas magras. Las mujeres de 60 años deben comer más porciones de alimentos y beber más de dos litros de agua al día si desean tener una salud óptima.
Apunta tus progresos
Hacer ejercicio puede ser desalentador algunas veces. Igual te interrumpe un plan apetecible, te aburre un poco o a veces te cansa más de lo que te gustaría. La solución es estar atenta a los progresos porque… ¡los habrá con toda seguridad! Anota las distancias recorridas, las pulsaciones que vas obteniendo, tu peso, tus horas de sueño, etc. Y permanece atenta también a tus progresos mentales: memoria, capacidad de reacción, agilidad de mente… Porque tu cerebro también va a mejorar con el ejercicio. Todo eso te va a animar a seguir. ¡No lo dudes!