Las fiestas navideñas invitan a las reuniones de amigos y a los reencuentros familiares. A menudo las mujeres (abuelas, madres, hijas…) dirigimos nuestros esfuerzos a que todo el mundo disfrute de estos días y se sienta acogido. Preparamos cenas y comidas, elegimos regalos para toda la familia, procuramos que todos estén a gusto, que no falte nada y esté todo listo, incluso aunque nuestra jornada laboral sea de ocho horas diarias…
Por cultura educacional hemos adoptado siempre el rol de cuidadora, pero ¿somos felices así? Digamos que sí, que somos felices si hacemos felices a los demás. Desde niñas se nos ha fomentado nuestra parte afectiva, de modo que tenemos gran capacidad empática para comprender las emociones de los demás y sentir sus necesidades. Sabiendo esto es fácil entender que sigamos siendo fieles a nuestro rol de cuidadoras y más en estas fechas.
¿Te exiges demasiado en estas fiestas? ¿Quién cuida de ti? Déjate ayudar, comparte y recuerda que las supermujeres no existen.
¿Quién no ha vivido la experiencia de ver abuelas y madres, siempre con una sonrisa lista y dispuestas a un achuchón, metidas en la cocina para prepararnos nuestros platos preferidos y postres deliciosos, incluso sin sentarse a la mesa? ¿haciendo de todo por nosotros? Supermamás y supermujeres que rara vez se ponían malas o enfermaban en estas fechas. No se lo permitían.
Para nosotras es difícil no seguir ese mismo ejemplo. Pero… ¿quién cuida de nosotras? ¿No nos exigimos demasiado? ¡Cuidado! Ya sabemos que los príncipes no existen, pero en fechas como éstas está bien recordar que las supermujeres tampoco.
Quizá este año los preparativos de las navidades nos provoquen gran ansiedad, y estemos nerviosas y con el sueño alterado, inseguras, más sensibles o con la menopausia a cuestas. Y ¿quién cuida de nosotras?
Este año cambia de chip e intenta compartir el peso navideño:
- La familia y los amigos tienen un papel importantísimo, apóyate en ellos, pídeles tú también que te arropen y mimen.
- No te exijas demasiado: Comparte con tu pareja y tus hijos la «carga» emocional de que esté todo preparado.
- Tú eres lo realmente importante: Si tú no te cuidas no podrás hacer feliz a los demás. Date un capricho, mírate al espejo y siéntete guapa.
- Metas modestas para grandes momentos: Lo mejor de las navidades es disfrutar de la compañía, aunque el asado se queme o lo compres en la esquina, incluso aunque haya un dedo de polvo bajo la cama… Recuerda, la felicidad no depende de que todo esté perfecto.
- Disfruta y relájate. Abraza mucho y déjate abrazar. ¡Felices fiestas!
Fuente: Natalia Domínguez, psicóloga