Correr es un ejercicio aeróbico igual que montar en bicicleta, subir y bajar escaleras o utilizar las máquinas elípticas de los gimnasios. La diferencia de correr con estos otros ejercicios es la presión que se produce dentro del abdomen al practicarlos. El suelo pélvico, al estar en la zona inferior del abdomen, es la estructura que recibe toda esa presión que provoca el impacto de nuestro cuerpo contra el suelo al correr.
El running y la incontinencia urinaria
Los estudios muestran que las mujeres que realizan deporte suelen tener un suelo pélvico más tonificado que las mujeres sedentarias. Sin embargo, la incidencia de incontinencia urinaria en chicas jóvenes que realizan deportes de alto impacto es más elevada que en las sedentarias. El hecho de que el suelo pélvico esté más tonificado no te asegura que no puedas tener este tipo de problemas. Hay muchos más factores implicados: falta de fuerza de suelo pélvico o de tono muscular (que es diferente), exceso de movilidad de la uretra y la vejiga, que la uretra no cierre bien, actividad de las fibras nerviosas…
Al correr, la musculatura pélvica recibe la presión del impacto de nuestro cuerpo contra el suelo.
Recientemente se ha publicado un estudio que ha evaluado las diferencias del suelo pélvico entre mujeres deportistas y sedentarias. Se ha observado que las mujeres deportistas tienen mayor fuerza de suelo pélvico, ya demostrado en estudios previos. También tienen una mayor movilidad de la vejiga y la uretra en situaciones de aumentos de presión dentro del abdomen. Este exceso de movilidad podría ser un factor de riesgo para la incontinencia y los prolapsos.
¿Qué tienes que valorar antes de correr?
La pregunta que deberíamos hacernos es si las mujeres que han incorporado la rutina de correr de forma regular en su vida diaria pueden tener problemas de suelo pélvico. No es lo mismo el deporte de élite y de competición que el deporte como ocio o para mejorar la salud general. A la hora de determinar si correr puede ser bueno o malo hay que tener en cuenta varios aspectos:
- ¿Cómo se encuentra tu suelo pélvico?
- ¿Cuánto esfuerzo realizas al correr?, es decir, ¿cuál es la intensidad del ejercicio?
- ¿Cuánto tiempo corres?
No es lo mismo bajar corriendo una montaña que correr en un lugar plano y a ritmo lento. No es lo mismo correr durante una competición que para pasear, relajarse y desconectar. Hay que tener en cuenta que el suelo pélvico puede encontrarse en una situación vulnerable, por embarazos y partos previos, por estreñimiento crónico o genética. Los genes determinan la calidad de nuestros tejidos. Todo ello puede hacer que correr a una intensidad ligera-moderada en un terreno plano y durante 20-30 minutos quizás no plantee problemas a mujeres con un suelo pélvico en buen estado, pero pueda ser la causa de un prolapso o de incontinencia.
Por esta razón, es importante revisar el estado de suelo pélvico antes de iniciar una actividad de impacto. El profesional especializado, tras realizarte el examen, podrá aconsejarte si es preferible que utilices la bici o las máquinas elípticas de los gimnasios en lugar de correr.
Fuente: Dra. Carolina Walker