La resiliencia o cómo sortear los obstáculos de la vida
Mujer y bienestar
El término resiliencia se refiere a la capacidad que tenemos los seres humanos para crecer frente a la adversidad, para salir adelante a pesar de las dificultades, las tormentas y las tempestades que nos ha preparado la vida.
La resiliencia tiene que ver con nuestra capacidad para adaptarnos a los cambios, y nada como esta pandemia, para ponernos a prueba. Pero no es únicamente eso, sino algo mucho más importante: la capacidad de salir fortalecidas de esas dificultades. Aprender de ello, ganar recursos y conocernos mejor. Esto hace que mejore nuestra autoestima y que seamos a su vez más resilientes ante los problemas o las situaciones difíciles que nos presentan a diario, o se puedan dar en un futuro.
¿Alguna vez has pensado que no hay autoestima sin retos o dificultades que podamos superar y sentirnos, por ello, mejor con nosotras mismas? Suena a tópico, pero las dificultades son oportunidades para conocernos mejor, crecer y aprender de nosotras mismas.
Podríamos caer en la tentación de contarnos que la resiliencia es algo innato, que hay personas que son más fuertes y personas que lo son menos; o que nacemos resilientes y es algo que va impreso en nuestros genes. Sin embargo, sabemos que esto no es así. Sí que es cierto que hay personas que tienen un carácter más favorable y otras que han tenido unos modelos familiares o un aprendizaje que les hacen más capaces de desarrollar esta resiliencia. Pero nuestro cerebro tiene tal capacidad de aprendizaje y cambio (la llamada plasticidad cerebral) que la resiliencia es una capacidad que todas podemos cultivar y desarrollar a cualquier edad.
¿Por dónde podemos empezar?
Afronta las dificultades. Cuando las evitamos es como si nos tapáramos los ojos y pensásemos que si no vemos los problemas, ellos tampoco nos verán. De esta manera, las dificultades van creciendo y cada vez es más difícil acometerlas. Afrontar la dificultad mejora nuestra autoestima y nuestro autoconcepto.
- Piensa en las adversidades como oportunidades para crecer y aprender algo de ellas y de ti misma.
- Cultiva el hábito de vivir el momento presente: enfocarte en el pasado genera tristeza y anticipar el futuro produce ansiedad. Es el momento presente en el que podemos tener el control y la capacidad para tomar decisiones.
- No te desgastes luchando para que todo sea diferente. El primer paso es aceptar la adversidad. Lo que ya ha sucedido no lo puedes cambiar.
- Evita la queja.
- Plantea opciones.
- Sé realista: la vida nunca va a ser una línea recta, un camino único hacia una meta. Siempre va a haber cambios, imprevistos, sorpresas… piensa en cuáles son tus expectativas.
- A veces las dificultades son como un gran muro que nos impide pasar. Puedes decidir quedarte mirando el muro, quejarte porque ha aparecido, pensar que no está, cerrar los ojos e intentar pasar chocando contra él… o abrir los ojos, aceptar que está ahí y mirar alrededor para ver las opciones que tienes para poder sortearlo o buscar un camino alternativo. Esto último es lo que entrena nuestra resiliencia.
- Hazte preguntas que te ayuden: ¿qué estoy aprendiendo de esta situación? ¿Qué depende de mí? ¿Qué opciones tengo? ¿Soy más capaz y más fuerte de lo que yo pensaba? ¿He crecido y he madurado gracias a esto? ¿Me ayudará en un futuro?
¡Toma las riendas de tu vida y comienza a potenciar tu capacidad para ser más resiliente!
Fuente: Alicia Jiménez Castellot, psicóloga