Consejos de higiene postural básica
Suelo pélvico y espalda
La postura con la que nos sentamos, nos levantamos o cogemos peso incide directamente en la salud de nuestra espalda y de nuestro suelo pélvico. Te aconsejamos cómo colocarte correctamente en tu vida diaria.
Como ya habréis leído en Centrada en ti, existe una estrecha relación entre nuestra espalda y la pelvis. Si estas dos estructuras no están alineadas, bien colocadas, con la espalda recta y la pelvis neutra, pueden impedir el funcionamiento correcto de la musculatura del suelo pélvico y, si la musculatura pélvica está debilitada o no está colocada correctamente, provoca dolores de espalda.
Por eso es tan importante nuestra postura. Así que si no quieres tener problemas futuros, debes aprender a colocarte correctamente en tu vida diaria: al sentarte, estar de pie o cuando cogemos peso, por ejemplo.
Y tú, ¿adoptas posturas incorrectas?
Las prisas y la falta de atención en nosotras mismas hacen que pasemos por alto qué posturas adoptamos a diario. Luego puede que nos pasen factura, así que es mejor tomar nota:
- ¡Muévete! No estés mucho tiempo de pie o sentada. Si, por nuestro trabajo o por otros motivos no tenemos más remedio, debemos acostumbrarnos a hacer “pausas posturales” cada cierto tiempo. Por ejemplo, levantarnos del lugar de trabajo y andar unos pasos o estirarnos. No debemos sobrecargar nuestro cuerpo.
- Suavidad: No realices movimientos bruscos ni adoptes posturas forzadas.
- ¡Ojo al sentarnos!: No debes dejar caer la espalda, hay que mantenerla recta y asegurarse de estar sentada sobre los isquiones, que son los huesos que notamos al sentarnos.
- Coger peso: Flexionar las rodillas y no la espalda te ayudará a protegerla y no dañar tu suelo pélvico. Busca ayuda si el peso es excesivo.
- Nuestro entorno: Cuidado con los muebles que no estén a tu altura o que te supongan estiramientos excesivos y posturas forzadas, ayúdate de banquetas y cajones para alcanzar los muebles altos sin dificultad y seguras; o para elevar los pies si estás sentada y no tienes la espalda erguida. Hay que buscar mecanismos para que todo sea accesible y compatible con nuestro cuerpo.
La higiene postural, junto con una alimentación sana y el ejercicio adecuado y específico, pueden mantener un suelo pélvico sano y prevenir problemas futuros como la incontinencia urinaria y el dolor de espalda.