La nueva necesidad de aumentar el tiempo de los juegos previos, permitirá intimar más con la pareja, conocer nuevas zonas erógenas y disfrutar de todo el cuerpo. Además la imposibilidad de embarazos elimina elementos de angustia y preocupación por los métodos anticonceptivos.
Cambios en la respuesta sexual
Cuando se llega a esta etapa, los cambios hormonales provocan alteraciones en la respuesta sexual a las que debemos adaptarnos para mantener nuestra calidad de vida sexual:
Falta de deseo:
Puede ser tratada, si se desea, con ayuda de un especialista, aunque podemos conseguir elevarlo por nuestra cuenta con ayuda de recursos como novelas eróticas o fantasías sexuales… Hay que contar siempre con que la libido cambia en las distintas fases de la vida. En esta etapa preocupa, sobre todo, el desequilibrio de deseo entre las distintas partes de la pareja: la mujer se ve con la libido reducida y trata de alcanzar la de su pareja, que está sufriendo los cambios hormonales de una forma menos brusca y mantiene su deseo prácticamente intacto.
Excitación menos intensa:
Se tarda más en lograr los niveles adecuados para, por ejemplo, iniciar una relación con penetración. Cuando se produce una estimulación sexual, los genitales se llenan de sangre, la vagina aumenta la lubricación y se expande elevando el útero para dejar paso al pene. Después de la menopausia todo esto ocurre más lentamente, por lo que se recomienda aumentar la cantidad de juegos y caricias previos a la penetración, tomarse su tiempo en la relación, sin prisas y disfrutar del resto del cuerpo para dejar que la zona genital se prepare.
Nivel de lubricación menor:
Si se tienen relaciones de la misma forma que antes de la menopausia y sin tener en cuenta que el nivel de lubricación ha descendido, pueden existir molestias e incomodidades que hagan que tengamos menos apetencia sexual ante la expectativa de una relación incómoda. Es muy recomendable el uso de lubricantes tanto para las relaciones sexuales como para el día a día, si es que hay incomodidades por la baja lubricación vaginal.
Contracciones orgásmicas más débiles y a veces acompañadas de dolor:
Esto se debe en parte a la falta de lubricación y en parte a la disminución del tono del suelo pélvico. En esta fase de la vida, el cuidado del suelo pélvico es esencial, es cuando comienzan la mayor parte de los problemas de incontinencia pero, además, mejorar el tono de la musculatura pélvica puede mejorar mucho la calidad de las relaciones sexuales a pesar de los cambios hormonales.
La mayoría de estos cambios son graduales en la menopausia, sólo en el caso de una menopausia precoz, por ejemplo, o cuando se hayan extirpado los ovarios aunque se sea joven, los niveles hormonales bajan drásticamente y los cambios son muy bruscos. En estos casos es recomendable hablar con el médico para poner un tratamiento hormonal que permita que los niveles bajen progresivamente.
Fuente: Marta Ibáñez, sexóloga