Lo más importante cuando el suelo pélvico está debilitado es generar una conexión mente-cuerpo consciente que te recuerde que esa parte de la anatomía existe y que conviene activarla y protegerla de forma correcta en actividades tan cotidianas como hacer deporte, levantar algún peso, incluso al toser o estornudar.
Más allá de eso, existen actividades entretenidas que pueden ser muy eficaces en el . ¿Tienes curiosidad? Sigue leyendo.
CUATRO FORMAS DIVERTIDAS DE CUIDAR EL SUELO PÉLVICO
- Bailar
Sobre todo, hay una disciplina que parece ser muy favorable para hacer gimnasia con los músculos del suelo pélvico. Es la conocida como danza del vientre. Sensual y cautivadora, también es capaz de poner en marcha, además de la cintura y la cadera, esos músculos que sostienen los órganos pélvicos, promoviendo su fuerza y flexibilidad.
Para las menos atrevidas o a quienes la danza del vientre les imponga mucho, hay una más que digna alternativa y es nada menos que el hula hop. Este aro, que se hace girar con el movimiento de las caderas, es un gran aliado para fortalecer el suelo pélvico porque mover las caderas concentrada en sostenerlo en movimiento es una forma eficaz de activar toda la zona.
¡Ah! Y si vas al gimnasio a clases de zumba, estás de enhorabuena. Los movimientos de cadera de sus coreografías, con la activación correcta del suelo pélvico, también son adecuados para tonificar la zona y evitar, así, posibles problemas de incontinencia.
Con el orgasmo se produce un círculo virtuoso: cuanto más fuerte está tu musculatura pélvica, mejores orgasmos tienes y cuantos más orgasmos tienes, más fortaleces el suelo pélvico. Un win win, se llama. Durante la excitación sexual, el suelo pélvico se tensa y esa tensión comienza a realizar cierta tonificación muscular. El aumento de la circulación sanguínea nutre e irriga los tejidos, algo que también favorece la buena salud de esos músculos y, por último, las contracciones orgásmicas que se dan en las paredes de la vagina también estimulan el suelo pélvico.
Así que ya sabes: en solitario o en pareja, logra el éxtasis cuantas más veces, mejor. Y, si te apetece u os apetece, con algún juguete erótico. Los hay específicos para trabajar el suelo pélvico al tiempo que dan placer, porque disfrutar y cuidar la salud, evitando la posible incontinencia, son actividades compatibles.
En los juguetes sexuales que contribuyen al fortalecimiento del suelo pélvico hay una gran oferta actualmente: bolas chinas, bolas chinas con vibración, incluso con mando a distancia que controla la pareja, estimuladores, aparatos ejercitadores que hacen por ti los ejercicios de Kegel al tiempo que aportan una vibración excitante, etc.
Si eres practicante de alguna de estas dos disciplinas, ya sabes los beneficios que otorgan ambas al fortalecimiento del suelo pélvico. Desde aquí, proponemos alguna versión más divertida:
Por ejemplo, si tienes Instagram, ya estarás al día de la nueva opción para vagas, ocupadas y gente que odia el gimnasio, que es el Pilates de pared. Parece que es bastante eficaz y, postura a postura, las risas están aseguradas. Al menos, no te aburrirás.
En cuanto al yoga, nuestra propuesta para hacer del entrenamiento algo divertido es probar con el aeroyoga. A los beneficios de la conexión mente-cuerpo que el yoga precisa se suma la parte divertida de estar colgada. La gravedad activa los músculos centrales y pélvicos sin impacto y de forma súper entretenida.
Y la traca final para yoguis que quieren ejercitar el suelo pélvico de forma divertida es el yoga de la risa. Sí, eso existe. Esta disciplina, creada por el doctor Madan Kataria hace casi treinta años, consiste en una combinación de reír sin motivo (mediante técnicas específicas) con la meditación en la respiración consciente. La parte que ayuda a la musculatura del suelo pélvico son las asanas correctamente realizadas aliadas a la conexión mente-cuerpo y su mayor atractivo es hacer todo eso mientras te entra la risa floja.
Aunque siempre se ha dicho que el impacto de trotar era malo para el aparato genital femenino, no es cierto con respecto al suelo pélvico. Las subidas y bajadas al montar a caballo imitan los movimientos naturales de nuestros músculos pélvicos, usados de forma inconsciente para estabilizar el cuerpo. Esto consigue un mejor tono de toda esa musculatura.