Dar a luz puede y debe ser una experiencia hermosa. Pero también es cierto que la perspectiva del parto puede generar ansiedad en algunas mujeres debido al dolor y la incomodidad, ya desde el propio embarazo. Si bien muchas mujeres optan por la epidural (medicamentos para aliviar el dolor) para tener un parto supuestamente más cómodo, son muchas más las mujeres que eligen partos naturales. ¿Y cuál es la opción correcta? No existe: todo depende de ti. Pero para eso debes saber ventajas e inconvenientes.
Parto sin epidural: las claves
El término de “parto natural” generalmente se usa para describir un parto vaginal realizado sin medicamentos. A veces también se usa para distinguir entre un parto vaginal y un parto por cesárea. Lo cierto es que los partos sin medicamentos han aumentado en popularidad debido a la preocupación por que la epidural pueda interferir con las respuestas naturales del cuerpo al trabajo de parto y el alumbramiento.
¿Cuál sería la razón? Parece ser que la tendencia es que las mujeres deseen moverse sin ataduras, quieran quedarse en casa el mayor tiempo posible antes de ir al hospital, que no las molesten ni las controlen excesivamente. Pero también hay un importante componente emocional, y de lo más respetable y comprensible: sueñan con tener un contacto piel con piel inmediato e ininterrumpido con su bebé recién nacido, a la espera de que el cordón deje de latir para cortarlo.
Prepararse para el parto
Hay algunos riesgos asociados a los partos sin medicación. A menudo surgen dificultades si hay un problema médico con la madre o si cualquier circunstancia impide que el bebé se mueva naturalmente a través del canal de parto. Otras preocupaciones en torno a un parto vaginal podrían incluir los riesgos de desgarros en el perineo (área detrás de la pared vaginal), aumento del dolor, hemorroides, problemas intestinales, incontinencia urinaria…
Pero esto no tiene por qué ocurrir, aunque es importante conocer y prepararse para los riesgos de un parto sin epidural. Las clases de educación sobre el parto te ayudan (y también a tu pareja) a prepararse para lo que puede llegar. Esto proporciona una red de seguridad en caso de que surja alguna complicación.
Tú eliges
Debido a la complejidad que supone un parto, no existe un método único cuando se trata de dar a luz. Obviamente, la epidural mitiga mucho los dolores, algo que frecuentemente se da (aunque no siempre tiene por qué suceder ni con la misma intensidad) con el parto natural. Pero también hay que observar sus beneficios. Así, y dado que el parto sin epidural generalmente se centra en minimizar la medicación y la intervención, uno de los beneficios es que potencialmente tiene menos efectos secundarios tanto para ti como para tu bebé.
También experimentas una fuerte sensación de control, empoderamiento y logro. Algo muy siglo XXI. Porque la realidad es que no hay una manera correcta o incorrecta de dar a luz, por lo que muchas mujeres sienten una enorme (y legítima) satisfacción personal al manejar su dolor de frente. Los medicamentos atenúan o adormecen algunas sensaciones, por lo que prescindir de ellos puede hacer que te sientas más conectada con la experiencia en general.
Y puesto que los medicamentos para el dolor ayudan a mitigar las sensaciones dolorosas, que son prácticamente inevitables, muchas personas descubren que pueden moverse con mayor libertad cuando los evitan. Por ejemplo, si cierta posición es incómoda, lo sabrá y podrá adaptarse hasta que encuentre una mejor. Cambiar de posición también puede ayudar a que el parto progrese al ayudar al bebé a colocarse en una buena posición para la pelvis.
Finalmente está el hecho de que para algunas mujeres, un parto natural puede ser más rápido. Si bien depende de varios factores diferentes, como lo relajada que estés, en algunos casos los medicamentos pueden interferir con las contracciones y prolongar el trabajo de parto. Y conocidos los pros y los contras… ¡Tú decides!