¿Cómo demonios vivo la menopausia?
“La menopausia es como una película de terror: protagonizada por mí como el monstruo aterrador y demacrada por la falta de sueño”.
“Es como una serpiente mudando de piel”.
“Mi cuerpo ha cambiado. He ganado peso. Tengo más pelos en mi cara que en mi cabeza”.
“Mayoritariamente siento que tengo todo bajo control, pero hago cosas realmente estúpidas. Me dejo el café y el azúcar en la nevera. Me olvido del pollo en el horno. Entro en una habitación y olvido por qué estoy allí. Una vez incluso olvidé el nombre de mi hija. Mi marido me dice: ‘¿Por qué has hecho eso?’. Le digo: ‘Ignórame, solo es la niebla mental hablando”.
La menopausia está llena de altibajos. Y es diferente para cada persona. Hay 48 síntomas (pero la mayoría de nosotras no puede nombras ni tres) y cada experiencia perimenopáusica ofrece su propio y sorprendente cóctel de síntomas.
¿Cómo viviste esto de la menopausia?
“Cambios de humor. Me he vuelto ridículamente emocional, me encuentro llorando. Incluso escuchando el discurso del Rey. ¡Es ridículo!”.
“¡He dejado el sexo de la noche a la mañana! Quién puede molestarse. Hace demasiado calor. No me importa. Tengo el marido más paciente. No ayuda cuando te secas como el desierto de Gobi, tu piel y todo lo demás. Mi marido tiene buena mano, ¡así que estará bien!”.
“Mi niebla cerebral se apoderó de mi vida. Me olvidaba de recoger a los hijos de otras personas en el colegio, algo muy serio. Mirando hacia atrás, todo era solo la menopausia. Pensé que me estaba volviendo loca”.
Ya seas hija, sobrina, amiga, jefa o prima lejana de alguien, todas podemos marcar una gran diferencia si dedicamos un poco de tiempo a preguntar cómo se las arreglan (o no) las mujeres menopáusicas de nuestra vida.
¿Qué es lo que menos te esperabas de la menopausia?
“Fugas: no sabía que era una parte de la menopausia en absoluto. Pensaba que solo afectaba a las mujeres muy mayores. No sabía que las mujeres más jóvenes podían tener incontinencia. Si hubiera sabido lo común que es, me habría avergonzado menos”.
“Me sorprendió la falta de información real. No había hechos reales. Cuando me vino la regla no tenía información. Había que ocultarlo. Empezar la menopausia es lo mismo”.
“Me afectó bastante en el trabajo, en cuanto a mi rendimiento. Fue un shock. Pero nunca se me ocurriría decir: ‘Estoy rindiendo menos porque tengo un mal día con la menopausia’. Ojalá fuera más fácil decir estas cosas”.
La menopausia no debe pillar a nadie desprevenida. Normalizar la menopausia es una de las formas más valiosas de apoyarse mutuamente.
¿Y qué tal si hablamos más de menopausia?
“Ojalá hubiera investigado más y escuchado más a otras mujeres hablar de ello”.
“Yo tuve sofocos muy intensos y fue un periodo difícil para mí. Es bueno hablar de ello, te tranquiliza”.
“Bromeo todo el tiempo: ‘¡Me meo encima!’. Sin palabras políticamente correctas. Hablo con mucha libertad. Digo: ‘Dios, me he meado encima’. Creo que todo el mundo debería hacerlo un poco más. Ocurre y no hay que ocultarlo”.
Un 29% de las mujeres que aún no han experimentado la perimenopausia la temen mucho. Quizá si habláramos más de ellos nos sentiríamos un poco más tranquilas al entrar en esta etapa de la vida. Al fin y al cabo, lo que más miedo da es lo desconocido.
¿Con quién hablarlo?
“Nunca he hablado de ello con mi pareja, nunca. No sé por qué, no lo sé. Me aguanto y digo: ‘Necesito hacer pis’. Pero nunca he dicho que sea por la menopausia. Todo el mundo supone que es porque he tenido hijos”.
“Siento que nuestras madres nos han fallado; no nos lo dijeron. Nunca se habló de ello, ni siquiera con mi hermana. Así que nos dejaron experimentarlo solas. Sigue siendo un gran tabú”.
“Mi madre no hablaba de la menopausia. Es irlandesa católica, con cinco hijos. Lo único que dijo fue que hiciera esos ejercicios de suelo pélvico. Decía que era como aguantarse las ganas de hacer pis, y luego sentarse en la taza y soltarlas. Dijo que lo hiciera mientras me lavaba. Eso es todo lo que dijo sobre la menopausia. Nunca habló de los cambios”.
Hagamos que nuestras madres, hijos, hermanos, tíos y amigos varones hablen de los picores vulvares, de olvidarse constantemente de dónde se ponen las llaves y de las ventajas de la lubricación. Y cuanto más normalicemos hablar de ello abiertamente en el lugar de trabajo, mejor podremos ayudar a las mujeres que hacen malabares con los sofocos y las hojas de cálculo Excel (una combinación nada divertida).
¿Cuál es el mejor consejo sobre la menopausia que te gustaría transmitir?
“Acéptala, habla de ella, compártela, normalízala. Y no tengas miedo de pedir ayuda”.
“Cada persona es diferente, así que no te dejes abrumar por las películas de terror”.
“No escondas tu cuerpo y no dejes de hacer lo que te gusta: sigue nadando y haciendo deporte”.
Cuanto más compartamos nuestros consejos sobre la menopausia, mejor preparadas estaremos todas.