Síntomas como cambios en la urgencia y asiduidad con la que se va al baño o dolor en el suelo pélvico. Afortunadamente, no tienes que vivir con estas molestias, ya que muchas opciones de tratamiento para ayudarte a encontrar alivio a los síntomas pélvicos relacionados con la menopausia.
El suelo pélvico es un grupo de músculos ubicado entre el hueso de la cadera y el coxis. Sostiene varios órganos, incluidos el útero, la vejiga y los intestinos. Los síntomas de un suelo pélvico debilitado pueden incluir: dolor, sequedad vaginal, incontinencia o pesadez. Y sí, la menopausia puede tener una importante incidencia en el debilitamiento del suelo pélvico. De hecho, hay suficientes estudios que revelan el aumento del dolor pélvico y lumbar en mujeres durante esta etapa.
A medida que se acerca la menopausia, los tejidos genitourinarios se ven privados de estrógeno, lo que puede hacer que se vuelvan delgados y se irriten con mayor facilidad. Además, muchas causas subyacentes pueden provocar estos síntomas, por lo que es importante seguir esa regla de oro que es consultar a tu médico a la menor anomalía que notes para identificar la causa del dolor o malestar.
Causas del dolor pélvico y lumbar
Es importante evaluar el dolor pélvico para determinar si es debido a una inflamación, una infección o un traumatismo. Si has experimentado un dolor que aparece y desaparece durante seis meses o más, se considera crónico. Los problemas relacionados con los órganos podrían estar relacionados con los órganos ginecológicos, urológicos o gastrointestinales. Por ejemplo, fibromas, antecedentes de cálculos renales, infecciones recurrentes del tracto urinario, enfermedad inflamatoria intestinal u otras afecciones.
Las causas relacionadas con los músculos pueden incluir fibromialgia o antecedentes de diabetes. Los componentes psicosociales, como la depresión, la ansiedad, el abuso o los trastornos de pánico, también pueden afectar significativamente el suelo pélvico. Y tampoco es raro encontrar un dolor pélvico causado por un poco de todo. Un médico te preguntará por tu historial y dependiendo de cada caso también podría solicitar una ecografía pélvica, una tomografía o una resonancia magnética.
Tratamiento para síntomas pélvicos y lumbares durante la menopausia
Que quede claro: la menopausia es una transición normal de la vida, no una enfermedad. Fuera dramas. Por lo tanto, no todas las personas necesitan tratamiento. Sin embargo, si sufres y los síntomas -incluido el dolor pélvico y lumbar- afectan en tu día a día, es el momento de actuar. Tras una consulta y evaluación médica, lo normal es empezar con un enfoque poco invasivo y conservador. El tratamiento dependerá del tipo y la gravedad de sus síntomas, así como la causa subyacente de su dolor.
La terapia podría incluir una o varias de las siguientes opciones.
- Cambios en el estilo de vida: es fundamental adquirir o recuperar hábitos saludables que incluyan una dieta rica en verduras y frutas, al igual que activarse físicamente.
- Terapia física: algunos tipos de dolor, como el dolor en los músculos y los tejidos conectivos, responden bien a la terapia física, que puede incluir masajes, estiramientos, ejercicios de fuerza o diferentes técnicas para aprender a relajar o controlar los músculos pélvicos.
- Terapia especializada: si te cuesta hacer cualquier tipo de actividad física, un fisioterapeuta del suelo pélvico puede ayudarte a encontrar una manera de activarte para fortalecer, estirar o equilibrar los músculos del suelo pélvico.
- Terapia de reemplazo hormonal: las hormonas pueden ayudar a aliviar el dolor vinculado a la endometriosis y la menstruación. El tratamiento hormonal para el dolor pélvico no es la misma terapia hormonal que a veces se utiliza para tratar los síntomas más conocidos de la menopausia.
- Cirugía mínimamente invasiva: si tu dolor o síntomas son causados por un problema estructural, es posible que se necesite una cirugía. Por ejemplo, si tienes un quiste ovárico que ha crecido y está presionando otros órganos y causando dolor, un procedimiento mínimamente invasivo puede eliminar la masa anormal y aliviar enormemente tu dolor.
Y recuerda: no tienes por qué sentir dolor solo por tener la menopausia. Si has experimentado un descenso acusado en tu calidad de vida o no estás segura de si lo que estás experimentando es normal, no te resignes. Habla con tu médico y pelea por lo que es tuyo; es decir, tu bienestar.