1. Borrar las marcas
Más de un 60% de las mujeres que pasan de los 40 años y se acercan a la menopausia una mayor coloración de las ojeras. Para esto, se puede recurrir a la micropigmentación que, frente al maquillaje tradicional, no se borra, ni se corre con el sudor y puede ocultar esas imperfecciones.
2. El tiempo es oro
El maquillaje permanente te ayuda a no desperdiciar minutos en perfilarte los labios o los ojos. Invertir tiempo en lo que nos llena debería ser lo prioritario.
3. Olvídate de maquillarte… y desmaquillarte
¿Quién no ha coleccionado absurdamente barras de labios en algún rincón? Di adiós a todos esos productos cosméticos diarios que utilizabas. Con la micropigmentación ahorrarás dinero… y espacio en tu baño.
4. Disimula manchas
¿No te gustan algunas marcas o surcos de tu cara? El paso de los años y el insomnio producido durante la menopausia, entre otros factores, ocasionan un incremento de arrugas e incluso una mayor caída del pelo. La micropigmentación ayuda también a rellenar aquellas zonas que, como las cejas, han perdido espesor.
5. La solución perfecta
Si te has sometido a intervenciones quirúrgicas mamarias –como mastectomías, por ejemplo– puedes usar también el maquillaje permanente para dibujar y perfilar un nuevo contorno de tus aureolas.
Pero no todo iban a ser ventajas, ya que esta alternativa cosmética también puede presentar posibles inconvenientes.
1. Es doloroso
Aunque es un dolor soportable, la micropigmentación se realiza con un dermógrafo que contiene una aguja que actúa sobre la piel. Aunque previamente se extiende una crema anestésica para el dolor, pero del hinchazón y enrojecimiento posterior es complicado librarse.
2. Zonas no susceptibles de ser pigmentadas
Se puede realizar en partes concretas del cuerpo y no es apto para zonas en las que hay verrugas, lunares o algún tipo de lesión en la piel.
3. No es para todas
Está totalmente prohibida esta práctica durante el embarazo o si la persona es alérgica o tiene enfermedades como la hepatitis o el VIH. Tampoco si se está con tratamientos de quimioterapia o anticoagulantes.
4. Con fecha de caducidad
Este procedimiento tiene una duración determinada en el tiempo, es decir, es semipermanente. De hecho, en el caso de las cejas, por ejemplo, hay que realizar retoques cada 12 o 18 meses.
5. ¡Atención a las pieles sensibles!
Antes probar el maquillaje permanente, se recomienda realizar un examen dermatológico, puesto que no todas las pieles son compatibles con esta técnica.