La edad normal para el último período es entre 45 y 55 años, por lo que la edad estándar para la perimenopausia es hasta diez años antes, tan solo 35. En otras palabras, si naciste antes de 1985, podrías estar en la perimenopausia y todavía ser relativamente joven. Por eso la perimenopausia no va de envejecimiento, sino de un “reajuste” importante (e inevitable) de tu sistema hormonal.
La menopausia como consecuencia genética
Como explica la Dra. Lara Briden en su libro “Hormone Repair Manual”, la menopausia ha existido desde que somos humanos y no es solo un accidente por vivir “demasiado”. “Según algunos historiadores, la menopausia puede incluso haber sido la fuerza impulsora detrás de la evolución de una vida humana más larga”, afirma la experta.
La cuestión es que estás genéticamente programada para alcanzar la menopausia aproximadamente a la edad que la alcanzó tu madre, tu tía o tu prima. Simplemente es algo que ocurre y que llega tarde o temprano. Si aparece cuando tienes 43 años, estás estupenda y saludable. Igual que puedes estarlo con 50 o 60. No tiene nada que ver con la edad, no significa que estés envejeciendo más rápidamente que tus amigos.
Si genéticamente estás programada para alcanzar la menopausia en el extremo superior de lo normal (mediados de los 50 años), entonces tu perimenopausia ocurre junto al envejecimiento, pero no es causada por el envejecimiento. Y en el otro extremo, si entras en la menopausia antes de los 40 años, se trata de la condición médica de menopausia prematura o insuficiencia ovárica primaria, y tampoco se trata genuinamente de envejecimiento.
Cuestión de hormonas
Es probable que una mujer de mediana edad con ciclos regulares esté en la perimenopausia si notas algunos de estos síntomas: nueva aparición de flujo intenso y/o más prolongado, ciclos menstruales más cortos (inferiores a 26 días), senos doloridos, insomnio, cólicos, sofocos, migrañas, cambios de humor o aumento de peso. Entras en la fase de detección.
Ya conoces los síntomas: vas a entrar en la menopausia. Viene la fase aceptación, estás en esa nueva etapa de tu vida. Es cuestión hormonal, no de edad. ¿Y ahora qué? Este es el cruce de caminos en el que entras y ahora se trata de elegir: ¿rendición o combate? La respuesta obvia es la segunda. ¿Por qué no aprovechar esta fase de tu vida para disfrutar de “una segunda juventud”?
Una nueva y larga vida
El enfoque correcto sobre cómo afrontar la menopausia es verlo como el desembarco en una tierra llena de oportunidades. Ha sido un largo camino, a menudo incómodo, quizá con algún que otro sufrimiento. Pero se abre ante tus ojos un mundo nuevo. Míralo así: lo que te permite combatir los efectos negativos de la menopausia coincide completamente con unos hábitos saludables que también aprovecharás durante el resto de tu vida.
Síntomas como insomnio, aumento de peso o depresión, tan típicos de la menopausia, solo se combaten llevando un estilo de vida sano que incluya como patrones como la adopción de una dieta equilibrada, la práctica del ejercicio, buena higiene del sueño, fomento de las relaciones personales o la inversión en tiempo de ocio sano.
No es solo el error de vincular la menopausia con la edad, sino más bien al contrario: puedes aprovechar esta fase de tu vida para introducir unos cambios que primero te ayudarán a combatir los efectos de la menopausia y, a medio y largo plazo, también te servirán para vivir más y mejor. La menopausia asociada a la edad, pero en positivo.