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¿Tienes fantasías sexuales?

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Descubre el poder de estas situaciones imaginadas que nos ayudan a subir la autoestima, incrementar nuestro deseo, rebajar nuestro nivel de estrés o facilitar el orgasmo. Para tener una sexualidad sana, disfruta también de tu 'riqueza' interior.


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Las fantasías sexuales ocupan un lugar importantísimo en la vida sexual de cualquier persona. En los momentos de más actividad sexual, las fantasías contribuyen a generar y mantener comportamientos sexuales satisfactorios, y en momentos de soledad o aislamiento, la fantasía suple eficazmente una parte de la vida íntima que produce satisfacción y bienestar.

Para muchas mujeres, las fantasías sexuales implican un mundo interior lleno de plenitud, felicidad, placer y refugio ante las constantes presiones y obligaciones diarias. Frente a ellas, otro porcentaje lo asocia a algo prohibido, sobre lo que no se debe hablar ni se puede compartir por el mero hecho del “qué dirán”; o creen que no tienen porque sus fantasías no se corresponden con el “patrón establecido normativo que hay que tener sobre las fantasías” .

Cuando tomamos conciencia de que las fantasías sexuales son sanas, que no estamos cometiendo ningún pecado y nos dejamos llevar, nos brindamos una oportunidad para hacer un autodescubrimiento importante sobre nosotros mismos, nuestra sexualidad y nuestras relaciones íntimas. Esta propuesta es tan sencilla como simplemente prestar atención a lo que nuestros sueños nos tiene que contar.

Una fantasía se corresponde con una representación mental de algo que hemos vivido, o con una situación ficticia que creamos en nuestra mente y adornamos de la forma más conveniente y convincente para nosotras mismos. Si el contenido de tal fantasía produce una excitación sexual, hablamos de fantasías sexuales, aunque éste no sea explícitamente sexual (puede ser romántico o sensual…).

¿Qué pasa si la fantasía se hace realidad? ¿Sigue siendo fantasía? En este caso pasaría a pertenecer a la biografía sexual de la mujer y por lo tanto al apartado del deseo. Una cosa es fantasía y otra muy diferente es el deseo. No siempre deseamos hacer realidad nuestros sueños o fantasías eróticas. Es más, cuando nos decidimos a llevar a la práctica nuestras fantasías nos damos cuenta de que no resultan como habíamos imaginado, porque en el mundo de la imaginación, nosotras manejamos la situación, marcamos los detalles y el desarrollo, y en la realidad no siempre sucede así.

¿Cuáles son las funciones de las fantasías sexuales?

  1. Realzar la autoestima y el atractivo personal: Muchas mujeres pueden utilizar las fantasías para sentirse más deseadas, mejores consigo mismas y más atractivas sexualmente, al permitir que se centren en la parte que consideran más sexy o más resaltable de su fisonomía (omitiendo lo que consideran defectos) e incluso perfeccionar su apariencia real. La fantasía nos permite reducir nuestra autoconciencia. Por ejemplo, podemos imaginarnos más esbeltas, con pechos grandes, vestidos ajustados… y esto nos hace sentirnos más deseables.
  2. Incrementar el interés sexual y el deseo: Tener fantasías incrementa las ganas de sexo. Es una forma de estimular el apetito sexual cuando uno de los dos miembros de la pareja, no es tan activo como el otro.
  3. Facilitar el orgasmo: Añadiendo un tipo específico de estimulación o de sensación que necesita para llegar a este gracias a las fantasías. Este suele ser la función principal y la más recurrente por parte de la población, ya que es bastante probable que los transporte hacia un clímax en las que se acelera la respiración, el ritmo cardíaco y facilita le función fisiológica hacia el orgasmo.
  4. Satisfacer la curiosidad: Muchos utilizan las fantasías para imaginarse situaciones de las que les gustaría saber más pero no se atreven a plantear en voz alta porque lo consideren temas tabúes. Por ejemplo: una relación sadomasoquista, sexo anal…
  5. Aliviar la tensión y el estrés: Las fantasías son una herramienta fantástica para relajarnos, desquitarnos de la tensión diaria y conciliar el sueño.
  6. Conservar un recuerdo agradable: También nos sirven como almacén dónde guardar recuerdos sexuales importantes o excitantes. Las mujeres suelen reproducir estos momentos en su fantasía para volver a experimentar aquel placer y para recordarse a sí misma que la vida les proporciona experiencias sexuales positivas.
  7. Afrontar las heridas del pasado: Si una persona ha tenido que afrontar heridas sentimentales en el pasado, la fantasía puede transformar ese dolor en algo positivo. Puede eliminar las emociones intensas que no son capaces de expresar de otra forma, o puede detener ciertos sentimientos que les impiden reaccionar frente al sexo. Crear estas situaciones imaginarias, nos puede ayudar a sentirnos más fuertes y con más control durante el sexo.

Fuente: Natalia Domínguez, sexóloga

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