La incontinencia de esfuerzo
Incontinencia
¿Se te escapa la orina al estornudar?, ¿al toser?, ¿cuando estás haciendo ejercicio o te ríes? Entonces es muy probable que tu suelo pélvico esté dañado y que el mínimo esfuerzo provoque pérdidas de orina.
Cuando en nuestra vida cotidiana realizamos esfuerzos o algunas actividades físicas, como levantar un peso, estamos transmitiendo un aumento de «presión abdominal» al suelo pélvico que provoca un descenso de la vejiga y la uretra. Si nuestra musculatura pélvica tiene buen tono, no supondrá mayor problema, pero si los elementos de sostén de la vejiga y la uretra están debilitados o dañados, los mecanismos de continencia fallarán y se producirán escapes. Reírse, toser o estornudar puede ser un «drama».
¿Por qué sucede esto? Normalmente se debe a que la uretra ha perdido el anclaje correcto con el pubis o que no está bien sujeta porque la vagina está laxa o débil. Esto provoca que la uretra bascula hacia abajo tras el esfuerzo y se abre.
Si la intensidad del daño es mayor en la parte anterior del suelo pélvico, que es donde se sitúan la vejiga y la uretra, los escapes de orina pueden llegar a producirse con minimos esfuerzos, simplemente con cambiar de postura (de estar sentada a levantarse, por ejemplo), caminar rápido o subir escaleras.
Cuando las fugas de orina se producen casi sin darnos cuenta, o no recordamos siquiera haber realizado algún esfuerzo, se debe a que la uretra está practicamente «abierta«. Esta situación suele darse en mujeres mayores cuyo esfínter uretral (el músculo circular que mantiene cerrada la uretra en reposo) se encuentra alterado.
El origen de ese tipo de incontinencia puede provenir de la disminución de estrógenos en la menopausia, que reduce la resistencia del flujo de la orina a través de la uretra, o por las alteraciones en el suelo pélvico que han sido provocadas por partos múltiples o cirugías pélvicas. Si tienes pérdidas de orina al realizar un esfuerzo es muy importante que acudas a un profesional para que evalúe el estado de tu suelo pélvico y te recomiende el tratamiento que mejor se ajuste a tu caso.
Fuente: Dra. Gema García Gálvez