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¿Daña el parto vaginal el suelo pélvico?

Embarazo y parto


mujer que acaba de dar a luz
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Sí, siempre, en mayor o menor medida, pero sufrirá. La expulsión del bebé hace que fibras musculares y nervios se estiren tanto que si no fuera por los mecanismos protectores del embarazo, el daño sería irreversible.


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No nos engañemos, el parto vaginal siempre ocasiona un daño al suelo pélvico en mayor o menor medida. El primero es el más dañino para el suelo pélvico. La salida del bebé a través del canal del parto provoca estiramientos y compresiones de las fibras musculares, fasciales y nerviosas del suelo pélvico en todas las mujeres. Es inevitable.

Algunos estudios han demostrado que el estiramiento es tan grande que, si no fuera por los mecanismos protectores que genera el propio embarazo, los daños en las fibras musculares serían irreversibles. Esto va a provocar siempre un debilitamiento y descolgamiento de esta musculatura en el posparto inmediato. En la mayoría de los casos ese debilitamiento se recuperará, pero en otras puede ocasionar a medio-largo plazo distintos grados de prolapso o incontinencia urinaria.

No obstante, cada suelo pélvico es diferente y en función de ello estará mejor o peor preparado para ese día:

Nuestros genes determinan la calidad de los tejidos musculares y fasciales que lo componen. Hay mujeres que tienen unos músculos que, por naturaleza, por herencia genética, van a soportar bien ese enorme estiramiento y también van a recuperar mejor el tono de sus músculos pélvicos. Otras, en cambio, tienen unos músculos que no están diseñados para soportar tales estiramientos y compresiones y la salida de la cabeza del bebé puede sobrepasar su límite de estiramiento, lo que aumenta los riesgos de desgarros. No es lo mismo un bebé de 2,500 kg que un bebé de 3,500 kg, cuanto más grande, mayor espacio necesita para salir.

Además, durante el parto existen otros factores que aumentan considerablemente el daño del suelo pélvico, como el uso de instrumental o la episiotomía. Por esta razón es fundamental que todas las mujeres preparen el suelo pélvico para el parto. Necesitamos unos músculos de gimnasta: bien tonificados y además, flexibles. Es decir, que estén fuertes pero que, a la vez, se dejen estirar durante la salida del bebé.

Fuentes: Dras. Gema García Gálvez y Carolina Walker

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