Seguro que la has visto en redes sociales, coloreando algún batido o como aderezo en ensaladas o bowls de desayuno. La espirulina es un ingrediente que, si bien es cierto que parece haberse puesto de pronto de moda, tiene muchos beneficios que merece la pena conocer. Sobre todo, lo más importante es tener claro cómo incluirla en nuestra dieta (y cómo no) para sacar todos esos beneficios que los expertos afirman que tiene para la salud.
¿Qué es la espirulina o alga azul?
La espirulina es un alga en forma de espiral de tamaño microscópico que se conoce como “oro azul” por sus múltiples propiedades y por su particular color, fruto de dos pigmentos llamados ficocinina y clorofila. Nadie duda de su alto valor nutricional desde que la OMS la incluyó en 1996 en el listado de alimentos considerados “súperalimentos”. De hecho, actualmente está sobre la mesa la posibilidad de cultivarla a gran escala para usarla como ayuda para combatir la desnutrición en casi cien países en vías de desarrollo.
El motivo es su elevada densidad proteica de alta calidad, además de vitaminas y minerales. Contiene ocho de los nueve aminoácidos esenciales que necesita el cuerpo y ácidos grasos esenciales como el Omega 6, así como vitaminas del grupo B, la más importante la B12.
En cuanto a otros nutrientes, como curiosidad hemos recogido unos datos: tiene 34 veces más hierro que las espinacas, mucho más calcio que el queso y veinte veces el betacaroteno de la zanahoria (vitamina A).
La espirulina y las proteínas
De entre todas estas virtudes a nivel nutricional, la realmente más asimilable para el cuerpo es el alto contenido en proteínas. Entre el 60 y el 70 por ciento del contenido de esta alga son proteínas. La espirulina es 1,65 veces más rica en proteínas que la soja, que ya supera en mucho las de la ternera (por mencionar una de procedencia animal, que siempre parece que son la mejor proteína, sin serlo). Además, las proteínas contenidas en la espirulina son de fácil absorción.
Propiedades beneficiosas de la espirulina
Con este perfil nutricional tan completo, cabría esperar que la espirulina ofrezca múltiples beneficios en la salud de quien la consume. Es así. Por ejemplo, al tener una cantidad muy grande de fibra, ayuda al tránsito intestinal, lo que la hace interesante para ser incluida en el desayuno.
Al ser muy rica en aminoácidos, ayuda a mantener el tono muscular, algo muy interesante en las etapas de premenopausia y menopausia. Estos aminoácidos también mejoran la fuerza física y el rendimiento intelectual (su contenido en triptófano, precursor de serotonina, también ayuda en momentos de bajón emocional).
Es un buen antioxidante que ayuda a combatir los daños de los radicales libres que emite la radiación solar, el tabaco, la polución o el propio estrés. Es porque contiene ácido gamalinolénico.
A nivel cardiovascular también ayuda porque su alto contenido en Omega 6 y otras grasas poliinsaturadas, contribuye al control del colesterol.
Formas de consumir la espirulina
En comprimidos es la forma más habitual de consumir la espirulina, pero como más popular se ha hecho es añadida en polvo a zumos y batidos de fruta y verdura. No se cocina, pero puede ser útil para espesar y enriquecer salsas.
Es muy importante no superar la dosis recomendada por cada fabricante y, en caso de tener híper o hipotiroidismo, siempre consultar primero al médico para evitar que el alto contenido en yodo pueda descompensar la actividad de la glándula.
Dos últimos datos:
- Si se calienta o cocina, la espirulina pierde propiedades. Es mejor usarla en preparaciones crudas o añadirla al alimento o salsa una vez cocinados.
- No hace falta tenerla en la nevera y tiene una vida útil muy larga.