¿Sabías que la toxina botulínica trata la incontinencia de urgencia?
Incontinencia
Si pensabas que la toxina botulínica era solo una cuestión de estética estás equivocada. Su aplicación clínica puede mejorar considerablemente los desagradables síntomas de aquellas personas que padecen vejiga hiperactiva, mejorando sustancialmente su calidad de vida.
Entre el 23-24% de las españolas sufre vejiga hiperactiva. Un tercio de ellas experimenta incontinencia urinaria asociada a urgencia. El resto tiene la desagradable necesidad de orinar continuamente, lo que se llama “síndrome de frecuencia” y que es una causa de aislamiento social. Los síntomas de esta enfermedad afecta a las actividades cotidianas y al trabajo, e influye en la actividad sexual, la salud mental y la calidad del sueño.
La vejiga hiperactiva es causa de aislamiento social. Cuando los fármacos no funcionan, la toxina botulínica es una alternativa efectiva y segura
El tratamiento de primera línea consiste en la reeducación vesical y en fármacos anticolinérgicos, que muchos pacientes a pesar de los síntomas abandonan por los efectos secundarios. Cuando esto no funciona, y no hay patología orgánica de la vejiga, el tratamiento con toxina botulínica puede ser una alternativa eficaz. Un tercio de las mujeres con este problema dejan de tener pérdidas de orina al mes y medio del tratamiento.
¿Qué es la toxina botulínica?
También conocida por su nombre comercial, la neurotoxina botulínica tipo A, la misma que se utiliza en estética, consiste en una toxina altamente purificada de la bacteria Clostridium botulinum.
Su uso clínico para tratar la vejiga hiperactiva en adultos se autorizó en España a finales de los noventa. Este tratamiento está indicado en adultos que tienen síntomas de incontinencia urinaria, urgencia y que no han tenido una respuesta adecuada a los fármacos o no los toleran.
¿Cómo funciona?
La toxina botulínica inhibe la liberación de neurotransmisores en cualquier tipo de neurona, con una acción motora y sensorial. Por un lado, paraliza las contracciones involuntarias del músculo detrusor que causan la urgencia, actuando sobre las neuronas motoras que lo controlan; y por otro lado, inhibe las neuronas sensitivas que informan del llenado, aumentando la capacidad de la vejiga.
La técnica consiste en infiltrar con unas 10-20 inyecciones en el músculo detrusor, que es el que regula el vaciado de la vejiga. La infiltración dura unos 30 minutos y se puede realizar con anestesia local o sedación. La vejiga se llena parcialmente y se realizan las inyecciones en el interior de ella con un cistoscopio.
En algunos casos, después de la intervención, se puede tener dificultad para orinar con normalidad y vaciar completamente la vejiga, y se requerirá de autosondaje para vaciar la vejiga, siguiendo las indicaciones del especialista. Si los efectos de la infiltración se reducen y reaparecen los síntomas, puede realizarse una reinfiltración, pero no antes de las 12 semanas del primer tratamiento.
Consulta con tu médico si tienes este problema y otros tratamientos no te han funcionado. Como ves, la toxina botulínica tipo A, en buenas manos, es una alternativa eficaz y segura para evitar los desagradables síntomas de la vejiga hiperactiva.
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Fuente: Dra. Gema García Gálvez