La adicción emocional: ¡fuera negatividad!
Psicología
¿Te has sentido alguna vez agotada emocionalmente?¿Has sentido que todo te sale mal, que los demás no paran de “meter la pata” y que llevas una temporada en la que el estrés es tu fiel compañero? En ese caso es posible que estés comenzando a engancharte a pensamientos y emociones negativas. Y este es el momento de pararte, respirar hondo, y cambiar la perspectiva.
Cuando hablamos de “adicción” nos parece que siempre nos hacemos un poco “adictos” a lo positivo, a lo que nos hace sentir bien a corto plazo aunque a la larga nos haga daño. Pero esto no siempre es así. También podemos vernos inmersas en un círculo vicioso de “adicción” a pensamientos y emociones negativas: la culpa, los reproches a nosotras mismas, o el enfado y la queja constante por los errores que los demás cometen a diario …
Habitualmente, en temporadas de mucho estrés en las que tenemos que gestionar numerosos problemas al mismo tiempo, empezamos a sentir impaciencia, enfado o ansiedad ante las dificultades e inconvenientes que vamos encontrando.
Ante esta situación, nuestra tendencia suele ser la queja hacia nosotras mismas (que afecta a nuestra autoestima) y el enfado hacia los demás, de quienes interpretamos que no están haciendo lo suficiente ( que nos genera aún más enfado y frustración).
Si no frenamos esta tendencia de nuestro pensamiento, podemos vernos envueltas en un bucle de negatividad que termine afectando a nuestro estado de ánimo y a nuestro carácter.
Nuestro cerebro funciona por asociación y las ideas negativas van de la mano de otras ideas negativas. Por eso cuando nos permitimos los reproches hacia los demás y hacia nosotras nuestro cerebro siempre encuentra más cosas de las que quejarnos o aspectos que no han salido bien.
¿Te has acostumbrado a vivir en la negatividad? Este es el momento de parar y reconducir tu pensamiento. Apunta estas 6 claves:
- Rompe la tendencia de tu pensamiento: si tu cerebro te muestra algo que no ha salido bien, o no todo lo bien que podría haber sido, fuérzate en buscar algo que sí ha salido bien. Y si ha sido por mérito tuyo, aún mejor.
- Practica la empatía: párate un momento e intenta ponerte en el lugar de la persona de la que te estás quejando: ¿tiene también sus problemas? ¿no ha sido consciente de lo que estaba sucediendo? ¿Necesita que tú seas más clara al pedir lo que necesitas?
- Mírate un momento desde fuera y plantéate si eres la persona que te gustaría tener al lado. ¿te estás volviendo demasiado negativa y quisquillosa? Tú decides qué persona quieres ser. Sólo tienes que tomar conciencia y empezar desde YA a trabajar en ello.
- Pregúntate si estás siendo demasiado exigente contigo misma. Piensa si estás haciéndolo suficientemente bien, y no todo lo mejor posible. Trátate con cariño y con respeto.
- Utiliza el sentido del humor. ¿Acabas de decir “¡otra vez!”? Nada mejor que reírte en ese momento de tu “mala suerte” en lugar de quejarte amargamente. Tendrás más energía para volver a intentarlo.
- Cuida tu pensamiento. Nosotras decidimos qué tipo de pensamientos alimentamos y esos son los que crecerán. Y no solo los pensamientos, con ellos también crecerán las emociones que llevan asociadas.
Rompe con el bucle de emociones negativas en tu vida y comienza a dejar espacio para todas las emociones positivas: la alegría, la esperanza, el cariño, la ilusión, la comprensión, ¡te están esperando!