¿Afrontas o ‘procrastinas’?
Psicología
¿Eres de las que deja para luego lo que no te gusta? ¿Nunca encuentras el momento? Si posponer las cosas es tu forma de afrontarlas, este artículo te interesa.
Seguramente no habrás oído antes la palabra ‘procrastinar’ pero todas nosotras lo hemos practicado alguna vez. Es la acción de posponer y no afrontar una obligación o situación que requiere nuestra atención. Algo bastante común: el “ya lo haré luego”, “no es tan importante”, “ahora no es el mejor momento», “mañana empiezo”… ¿Os suena?
El problema es cuando nos damos cuenta de que se ha convertido en un hábito en nuestra vida, en una manera habitual de afrontar o, más bien, de no afrontar lo que sabemos que debemos hacer.
La procrastinación se puede convertir fácilmente en un hábito ya que lo que hacemos es sustituir algo desagradable, o que nos supone ansiedad realizarlo, por otras actividades que nos parecen más cómodas o positivas (mirar el móvil, hacer una tarea más sencilla o de menor importancia, llamar a un amigo, encender la televisión o la radio….).
Cuando es una forma habitual de no afrontar ciertas situaciones se convierte en un problema
A corto plazo, nos sentimos bien. Evitamos el problema y nos dedicamos a actividades gratificantes. Pero, a largo plazo, la procrastinación nos puede predisponer a problemas de ansiedad o incluso de estado de ánimo, ya que genera una lucha interior en la que sabemos que tenemos que afrontar algo, y posponerlo nos hace sentir finalmente que no somos capaces de hacerlo.
Postergar actividades u obligaciones aumenta nuestra ansiedad y nos mantiene en un estado constante de alerta, de activación. Por eso es tan importante que si notas que tienes este hábito, tomes conciencia para comenzar a cambiarlo.
Comprueba si te sientes identificada:
- Tienes cada vez más ansiedad.
- Cuando piensas en lo que tienes pendiente comienzas a sentirte triste o desanimada pero no realizas ninguna acción para solucionarlo.
- Tu lista de tareas acumuladas cada vez es mayor.
- Sabes que si te pusieras a hacer esas tareas no tardarías mucho o podrías hacerlo en un tiempo concreto, pero no lo haces.
- Las personas de tu entorno han comenzado a darte alguna llamada de atención.
Consejos útiles para romper este hábito
Aunque hayas caído en este círculo siempre podemos cambiar aquello que nos puede estar causando malestar, y ahora es el mejor momento para empezar. Aquí te damos algunos consejos para romper este círculo:
- Haz un listado de todas las tareas que tienes pendientes.
- Clasifícalas. Coloca al lado de cada tarea su nivel de prioridad, de dificultad-complejidad y el tiempo estimado que te puede llevar.
- Lo principal es romper ese hábito de inactividad, por lo que comienza escogiendo la tareas que tengan mayor prioridad y que te lleven menor tiempo o dificultad. Así, comenzamos a ganar motivación y confianza, para seguir avanzando hacia las tareas que requieren más concentración y tiempo para realizarlas.
- Cuando llegues a las tareas que requieren más tiempo y concentración, escoge una de ellas y ayúdate con un temporizador. Pon el tiempo que estimas que te llevará la tarea y durante ese tiempo desconecta el teléfono y el correo electrónico de manera que mantengas fuera de juego a los ‘ladrones de tiempo’ y te ayudes a mantenerte concentrada.
- Piensa en positivo. Ten siempre tu mente centrada en tu objetivo y en lo bien que te sentirás cuando logres quitarte esa tarea de tu lista de “pendientes”.
Recuerda que, aunque a corto plazo te pueda parecer tedioso e incómodo afrontar una tarea, a largo plazo mantenerla no resuelta te supone un coste mucho mayor tanto psicológico como emocional. ¡Comienza ahora!
Fuente: Alicia Jiménez, psicóloga