La carga mental femenina: ha llegado el momento de soltar
Mujer y bienestar
Pensar en todo, anticiparlo todo y sostenerlo todo tiene un precio. La neurociencia desmonta, por fin, el mito de la Superwoman: No somos multitarea, es que estamos sobrecargadas y ello empieza a afectar a nuestro equilibrio emocional. Ponerle nombre es el primer paso para una mejor gestión del estrés y una vida con más libertad y mayor bienestar. Te damos estrategias para aliviar la carga mental femenina.
Toda la vida escuchando que nosotras somos más organizadas, que tenemos mayor capacidad multitarea, que somos súper mujeres… ¿La verdad? Nuestro cerebro funciona distinto. Por eso cargamos todo a nuestra espalda: Lo que nos corresponde, lo que se ha de compartir, incluso, lo ajeno. Si no ponemos límites, terminamos exhaustas a nivel psicológico y físico. Lo que muchas mujeres viven sin ponerle nombre es, sencillamente, la carga mental.
A qué se llama carga mental
Seguro que te ha pasado: estas conduciendo a casa y, no importa cuán enorme sea tu responsabilidad en el trabajo, tengas o no hijos, tu cabeza no para ni un segundo, a rebosar de tareas pendientes. Desde lo que se cena esa noche –y si se habrá descongelado a tiempo- hasta las citas médicas (tuyas y de otros), pasando por las gestiones del cole, la lavadora tendida cuando va a llover o si mañana toca uniforme o chándal. Se entiende, ¿verdad?
Pues bien, las buenas noticias son que la ciencia ha conseguido, por fin, matizar esa épica: lo que muchas mujeres tienen no es un súper poder, sino carga mental.
Sin ánimo de hacer una mega queja colectiva, conviene celebrar que, por primera vez, este fenómeno se aborde de forma constructiva en medios de comunicación y redes sociales como parte de la estrategia de gestión del estrés. El cerebro -gracias a la neuroplasticidad- aprende rápido cuando dejamos de sobrevivir y empezamos a repartir, priorizar y soltar. Esto también es salud mental y la estrategia es clara: aliviar la carga mental femenina no va de hacerlo todo sin agobiarse, sino de no hacerlo todo tú.
Carga mental y gestión del estrés
Los estudios científicos dejan claro que la carga mental femenina está asociada a malestar emocional y desigualdad de género. El estudio Cognitive household labor: gender disparities and consequences for maternal mental health and wellbeing muestra cómo esa gestión invisible de tareas se relaciona con mayores niveles de estrés, depresión, agotamiento emocional y peor salud mental en mujeres, en comparación con sus parejas.
Además, esta carga no está solo en la mente. Al cuerpo también pasa factura: un nivel prolongado de fatiga mental puede causar síntomas físicos, como cansancio constante, insomnio, irritabilidad, ansiedad, alteraciones en humor y sueño, dolor de cabeza y músculos o falta de concentración. En general, provoca en la mujer una cierta mecha corta, sensación de tristeza e insatisfacción general. Otro día hablamos de lo que puede hacer con la libido.
¿La carga mental es exclusivamente femenina?
Quizá te estés preguntando por qué ellos viven preocupados por menos cosas y, muchas veces, mientras nos ven partirnos el lomo. Para entenderlo es crucial analizar la biología femenina. Encontramos una posible explicación médica de por qué las mujeres cargamos con lo nuestro y con lo de los demás en un reel de Instagram de la Dra. Sara Marín Berbell, especialista en salud femenina que, desde su cuenta @uncafecontudoctora, explica las cosas “pa’ que se entiendan”:
“No sé si te pasa a ti pero yo siento que cargo emocionalmente con todo (…) Pues bien, no eres tú, es tu biología femenina. Tenemos que dejar de culparnos por cosas que nos pasan y que tienen explicación fisiológica. Y es que, efectivamente, no es que sea súper pesada o demasiado intensa. Es que tu cerebro y tu manera de regular las emociones son diferentes a las de los hombres (…)
La amígdala es la parte del cerebro que detecta emociones y amenazas; es como la alarma de nuestro cuerpo ante el peligro y en las mujeres se activa más intensamente. (…) Además, las mujeres tenemos más memoria emocional. Los estrógenos hacen que el hipocampo almacene mejor experiencias, gestos, sensaciones. (…) y que tengamos más conexión entre la parte de las emociones y la parte de la lógica. Analizamos, entendemos lo que sienten otros y anticipamos mucho mejor. La clave es que, como sentimos más, nos preocupamos más y procesamos más, desarrollamos mayor resiliencia, es decir, más capacidad de adaptarnos a las emociones. Así que, no es que seas demasiado intensa, no es que exageres y no cargas con todo porque quieres. Es que tu cerebro es diferente y nadie te lo había explicado”.
¿Estrógenos? ¡Han cantado bingo! Si los estrógenos son en parte responsables de que nos carguemos con todo, no es impensable que la perimenopausia pueda ser una oportunidad para descargarnos mentalmente. En plan be happy go lucky, aprovechemos que esta etapa nos permite despojarnos, aunque sea temporalmente, de la hiper exigencia de recordarlo todo, sostenerlo todo y anticiparlo todo. Es posible, así, llegar a un mejor equilibrio emocional.
La ciencia nos descarga mentalmente
Desde la neurociencia se sostiene que el cerebro de la mujer se empieza a recalibrar en perimenopausia: se reduce la hiperconexión emocional y aumenta la claridad para priorizar lo esencial. La Dra. Louann Brizendine, en su obra The Upgrade: How the Female Brain Gets Stronger and Better in Midlife and Beyond (2022, Harmony Books) afirma que el cerebro femenino postmenopáusico “pierde la híper alerta asociada a los altos niveles de estrógenos que favorecen la empatía, la preocupación constante por los demás o la multitarea emocional y gana foco, serenidad y autonomía cognitiva”.
El problema es que, por cultura, muchas mujeres confunden responsabilidad con disponibilidad permanente. Decir sí a todo no es una forma inteligente de entender la generosidad y trae consigo un desgaste que puede llegar a ser muy dañino para todos. Si se quiere retomar una buena gestión del estrés, toca entonar el mea culpa y asumir que una buena negociación a tiempo puede ser el camino a una vida con menor carga mental. En la práctica, saber definir límites claros y practicar la asertividad.
La carga mental en la pareja (con hijos)
Capítulo aparte merece el asunto de las cargas familiares, lo que incluye el cuidado de los padres pero, sobre todo, de los hijos. Aquí solo hay un secreto para no acumular carga mental femenina y se llama corresponsabilidad. Esto no va de aceptar un “¿con qué te ayudo?” por mucho que, en ocasiones, sea música para los oídos. Tampoco se trata de repartir al cincuenta por ciento las tareas. Se trata de que ambos padres se sientan igualmente responsables de lo que hay que hacer.
Eve Rodsky, autora de El método Fair Play para las tareas domésticas: Consigue un reparto equitativo en el hogar (Zenith, 2021), libro que hasta Reese Whiterspoon llevó a su club de lectura allá por los tiempos pre-pandemia, insiste en una idea clave: delegar es ceder la propiedad mental de una tarea. Pactar que quede en manos de otro y borrarla de tu lista mental para siempre. No solo no volver a ocuparte de ella sino tampoco monitorizarla. Que eso ya no sea tu problema porque ha quedado en manos de otra mente que la planificará, ejecutará y repetirá cada vez que haga falta.
La autora propone en su libro un sistema práctico con tarjetas para repartir la carga mental del hogar entre las parejas. Para ello hay que diseñar un protocolo, hacer una buena negociación e implementar herramientas concretas que no tienen por qué estar consensuadas. Es importante que el que asuma la tarea pueda hacerlo a su manera. Ir detrás fiscalizando no alivia la carga mental femenina (y lo sabes).










