Nuestro autodiálogo nos va guiando: nos decimos qué vamos a hacer, valoramos cómo hemos solucionado esta o aquella situación, nos contamos qué pensamos acerca de nosotras mismas… El problema es que, al ser un diálogo interno, no cuidamos nuestras palabras como cuando nos comunicamos con otra persona; hasta tal punto que muchos de esos mensajes no se los diríamos ni a nuestro peor enemigo: “qué desastre soy”, “nunca me sale nada bien”, “no soy capaz”, etc. Nos exigimos, nos culpamos, nos criticamos con dureza y “no nos pasamos ni una”.
La forma en la que nos hablamos va a frenar o a impulsar nuestra vida, y va a marcar en gran medida nuestra autoestima y nuestra capacidad de amarnos a nosotras mismas y a los que nos rodean.
Te vamos a decir algo: los pensamientos y las palabras que nos decimos tienen un peso y unas emociones asociadas, y nos hacen sentir igualmente enfadadas, frustradas, tristes… y son emociones negativas que nos van acompañando.
Consejos para crear nuevos hábitos
Esta manera de hablarnos es un hábito que hemos ido construyendo a lo largo de los años, pero podemos empezar poco a poco a crear nuevos hábitos. Te damos algunas claves:
¿Qué necesitas?
Dedica unos minutos al día a hacer este ejercicio: Mírate con cariño. Sonríete a ti misma. Pregúntate qué necesitas.
Descubre tu voz.
Decide cómo quieres hablarte, mirarte. Encuentra el tono cariñoso pero firme que te ayude a hablarte con respeto.
¿Qué me hace sentir bien?
Pregúntate, ¿qué necesito oír ahora? ¿qué me va a ayudar a sentirme mejor y a mejorar la próxima vez?
Sí a los mensajes constructivos
Si te cuesta diferenciar si es un mensaje constructivo o no, dilo en voz alta y valora cómo suena. En nuestra mente los mensajes parecen más “suaves”. Esto nos va a ayudar a afrontar y a cambiar esta forma negativa de hablarnos.
No a los mensajes destructivos
Pregúntate: “esto que me estoy diciendo ahora, ¿se lo diría a otra persona?”. Piensa en la persona que más quieres (una amiga/o, un hijo, tu pareja, un familiar…) ¿qué le dirías en esta misma situación? A veces inconscientemente pensamos que podemos ser duras con nosotras mismas, que no pasa nada, que nos vendrá bien. Si a otros no les ayuda, ¿por qué con nosotras mismas va a ser diferente?
Trátate con cariño
Por último, observa que cuanto más te tratas con bondad a ti misma, más emociones agradables comienzas a experimentar: alivio, alegría, tranquilidad… Aprender a perdonarnos, comprendernos, animarnos… es la mejor decisión que podemos tomar para mejorar nuestra calidad de vida.
Recuerda: cuídate y aprende a tratarte como realmente mereces y necesitas: con cariño, amabilidad y comprensión.