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Cómo combatir la soledad de la menopausia

Psicología


soledad y menopausia
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Sentirse perdida es habitual en esta etapa, pero existen mecanismos para recibir el apoyo que necesitamos. La familia, la pareja, un profesional sanitario preparado o las amigas, nos ayudarán a superar los cambios. Empezar por una misma es la mejor opción.


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“En casa no me entienden”, “El ginecólogo no le da importancia a lo que me pasa”, “mi médico no es capaz de ayudarme”, “¿dónde tengo que acudir?”… ¿Os suenan estas frases? Sabemos que la menopausia es una época en la que se dan muchos cambios a nivel físico y anímico, pero ¿realmente entendemos el porqué? Es más, ¿qué podemos hacer? ¿Cómo contrarrestar esa sensación de estar perdidas?

Empieza por ti misma

Tenemos que prepararnos para recibir de una forma sana la experiencia de la menopausia. No se puede negar que está ligada a muchos cambios, pero hay que relativizarla: es otra etapa de nuestra vida. Nuestro cuerpo cambia y surgen miedos en cuanto “a dejar de gustar físicamente”. Pero si lo analizamos, lo que realmente nos ocurre es que “dejamos de gustarnos físicamente”.

¿Crees que ya no te miran como antes o que te ven mayor? Cuando andes por la calle, mírate en el reflejo de un escaparte, fíjate en tus hombros. Ponte recta, te sentirás más segura, sonríete a ti misma, y no olvides perfumarte o usar carmín si te gusta. Aunque parezca una cosa insignificante, tiene más sentido del que parece, por que todo empieza por gustarte a ti misma.

Los profesionales sanitarios

Una buena atención prestada por los servicios sanitarios implica que nuestro médico de cabecera y en especial el ginecólogo de confianza se han actualizado para ayudarnos a entender y a superar las barreras que están interfiriendo en nuestro día a día y en nuestra sexualidad, desde su perspectiva médica. Si cuando nos dirigimos a ellos para consultarle nuestras dudas y temores, nos señalan que estos síntomas son normales en la menopausia y no nos deriva a una unidad especializada o no nos da un tratamiento para paliarlos, no están actuando adecuadamente.

Es aconsejable visitar una Unidad de Menopausia en cualquier centro médico que disponga de ella. Estas unidades están especializadas en ginecología, valoran el riesgo de osteroporosis, ofrecen estudios personalizados sobre dieta, riesgo cardiovascular y si fuera necesario valoraciones de traumatología y endocrinología. Allí podemos encontrar el asesoramiento que buscamos.

Familia y pareja

La incomprensión de lo que la mujer vive en esta etapa en el entorno más cercano genera un gran sentimiento de soledad y frustración. La familia, y en especial la pareja, ocupan un papel fundamental: deben apoyar y ayudar cuando sea necesario. Pero para que esto ocurra también es importante que la mujer sea capaz de exteriorizar y comunicar sus sentimientos. Un error muy femenino es pretender que ‘adivinen’ qué pensamos cuando en realidad es muy difícil. Si lo conseguimos, nos sentiremos comprendidas y tendremos un ambiente de tranquilidad y afectividad muy positivo para explicar cómo vivimos esta etapa y cómo nos vemos como mujeres.

Grupos de apoyo y amigas

La posibilidad de compartir el tema con otras mujeres ayuda a normalizar y exteriorizar los mensajes negativos que recibimos acerca de la menopausia, y a evaluar nuestras actitudes en temas como nuestro cuerpo, emociones, el sexo… En este tipo de contextos solemos expresarnos con naturalidad y confianza. Ver que lo que nos sucede también le pasa a otras mujeres nos ayuda a adoptar soluciones.

Hoy en día, tener 50 ó 60 años no es sinónimo de vejez. Es un momento estupendo para mimarse y cuidarse una misma, por eso conversar con otras mujeres de una edad similar puede aportarnos muchas ganas de disfrutar, de querernos y mejorar nuestros vínculos afectivos y sociales. Por eso es importante abrirse al grupo de amigas. Si ves que ellas no lo hacen, da tú el primer paso, seguro que están deseando que alguien lo haga, lo que os generará una gran fuerza y complicidad. Y si no, siempre puedes acudir a un terapeuta para trabajar todo el miedo y la frustración que no seas capaz de exteriorizar ante otros.

Fuente: Natalia Domínguez, psicóloga-sexóloga

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